Dicen que la vida siempre tiene una mano lista para tender. Sólo hay que estar dispuesto a encontrarla, en cualquier remota esquina o solitario cajón. Yo la encontré en un libro. Uno de los que guardo con más estima en la estantería de casa.
'La Caverna' de José Saramago. La duodécima novela del Premio Nobel que vio la luz en el año 2000. Para mí, uno de los mejores libros que he leído junto a los de Kafka y Truman Capote.
Fue allí, entre sus páginas donde encontré un tesoro. El que me a compaña allá donde vaya... pase el tiempo que pase.
Lo tengo tan presente que cada año, cuando estreno nueva agenda, reservo la primera página para las sabias palabras de este escritor portugués.
No os contaré lo que para mí significan. Es de fácil desentrañar.
Quiero compartirlas por útiles. Sobretodo, cuando una ha desperdiciado tanto tiempo de su vida luchando por lo que no tiene y deseando lo que no es.
"Es con lo que es con lo que tenemos que vivir, no con lo que sería o podría haber sido. Admirable y pacífica filosofía esa tuya. Perdone si no soy capaz de llegar a más, pero nací con una cabeza que sufre la incurable enfermedad de justamente preocuparse con lo que sería o podría haber sido. ¿Y qué he ganado con esa preocupación?, preguntó Marcial. Tienes razón, nada, como tú muy bien me has recordado es con lo que tenemos que tenemos que vivir, no con las fantasías de lo que podría haber sido, si fuese".
'La Caverna', José Saramago.
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