Hoy, con vuestro permiso, he invitado a nuestro blog a una mujer que sabe lo que dice y que nos puede echar una mano a todos: a los que padecen anorexia, a quienes la han sufrido, a familiares, amigos, parejas, conocidos y lejanos.
Ella es Patricia Córdoba, Psicóloga online, Coach y facilitadora del cambio.
'Trabajo para ayudarte a alcanzar tus objetivos y tener relaciones más sanas en TuPsicologia.com'
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Vamos allá...
¿Qué no decir a una persona con anorexia?
La anorexia no es un problema que
incumba sólo a quien lo padece, es un problema
social que nos alcanza a todos.
Todo el mundo, a lo largo de su vida,
ha estado o estará en contacto con alguien que sufre este trastorno: su
familiar, su amig@, su emplead@, su vecin@, su pareja, su compañer@ de trabajo,
su compañer@ de pupitre, su profes@r, etc.
En general, el dolor de otros no nos
deja indiferentes; pero a veces nos confunde, si no lo entendemos, si no conocemos
su causa, si no tenemos las herramientas para poder ayudar.
Si en alguna ocasión has pensando
que detrás de la anorexia hay únicamente alguien que está obsesionado con estar
delgado, o que quiere llamar la atención; ¡ten cuidado!, porque estás simplificando
la ecuación...
... y dejándote por el camino infinidad de variables que son
importantes para entender el entramado de quien vive cada día con ella
Está bien, no tienes por qué
saberlo. Si has llegado hasta aquí, quizá es porque tienes cerca a alguien, a
quien aprecias o quieres, que está atravesando este túnel negro ahora mismo, y
buscas entender mejor lo que le
puede estar sucediendo.
Algunos Blogs como éste, médicos, psicólogos,
psiquiatras y otros profesionales sanitarios y de la educación pueden ayudarte a ayudar mejor.
Si no has recibido pautas, será
bastante probable que, a pesar de tus buenas intenciones, acabes haciendo algún
comentario que provoque al afectad@ mayor frustración, inhibición o malestar
¿Por qué? Pues por la sencilla razón
de que no conoces bien el trastorno, ni terminas de creerte del todo que tu familiar, amigo o pareja lo tenga realmente, subestimando
por tanto su gravedad.
Es el ejemplo de ésta o cualquier otra madre, que tremendamente preocupadas por su hijas, que en mitad de la comida, ante su
desesperación, les gritan un “tienes
que comerte esto, y no se hable más”.
Esta “orden”, lejos de ayudar,
retrasa la recuperación, pudiendo incluso agravar su situación.
En esta línea, resulta útil conocer
algunas de las frases que, no sólo no consuelan a quien tiene anorexia, sino
que pueden acentuar su problema o generar mayor dolor e impotencia.
Veamos algunas de ellas:
“Estás haciendo daño a las
personas que te quieren”
Tal vez detrás de estas palabras se oculta
la intención positiva de movilizar a quien quieres, de incentivarle al cambio,
conmoviéndole con tu dolor.
Sin embargo, lo único que
conseguirás es que le invada una culpabilidad
desmesurada que reforzará el bajo concepto de sí mismo que ya de por sí manifiesta quien
padece este desorden alimentario.
Esto hará que trate de esconderse
mucho más, de negar su dolor y su
problema delante de aquellos que sufren por él/ella, para evitarles
sufrimiento, y que además después se lo echen en cara.
“No adelgaces más, tan delgad@ das
asco”
Se te puede escapar esta sentencia
cuando empiezas verdaderamente a preocuparte por la otra persona, e intentas
por todos los medios, detener su carrera hacia el abismo; pero no tienes en
cuenta que quien recibe este mensaje se sentirá evaluado negativamente.
Pueden ocurrir dos cosas, a cual más
contraproducente:
b)
Lo
recibe como una descalificación que abre más la herida de su ya negativa
autoimagen.
“Lo único que tienes que hacer
para recuperarte es comer”
Utilizar este argumento como pieza
clave de recuperación es simplificar el problema, como si la anorexia pudiera
explicarse simplemente como la voluntad de no comer.
Ojalá fuera tan sencillo, pero ni
mucho menos es así. No es una cuestión
de voluntad, ni de pura inapetencia; por lo que confundiendo el problema,
confundimos la solución.
Cuando alguien que tiene anorexia
escucha eso, la impotencia e incomprensión que puede llegar a albergar son
enormes. Igual que la sentiría alguien en silla de ruedas que oye decir “tú lo que tienes que haces es caminar".
"No valoras lo que tienes. Hay
gente que no tiene ni para comer”
Estas frases se las escuché decir a
una madre y a una abuela en mi consulta cuando me comentaban lo que le decían a
su hija, y nieta respectivamente, para que de una vez por todas comenzará a
comer con normalidad.
No me cabe la menor duda de que lo
decían desde el corazón, pero también desde
la ignorancia absoluta de lo que le estaba pasando a esa chica.
No se le puede decir a un depresivo
con ideas autolíticas (de suicidio) “no
valoras tu vida, con la de gente que hay con cáncer muriéndose”, porque lo
más probable es que te conteste “me
cambiaría ahora mismo por cualquiera de ellos”.
Quien padece anorexia no ignora el
dolor ajeno, es totalmente consciente de que hay otros que no tienen con qué
alimentarse, y si por él/ella fuera dejaría de comer, más aún si cabe, para
donar sus alimentos a otros.
Este discurso no le moviliza al cambio. De nuevo le hace sentirse culpable,
incomprendido, impotente y a disgusto consigo mismo.
“Si quieres estar delgado, ¿por
qué no haces dieta sana y ejercicio?”
Si le lanzas esta pregunta, es que
aún no te has percatado de lo que le está pasando a quien quieres.
Quizá, de alguna manera, piensas que
sólo se trate de una dieta estricta que se le ha ido un poco de las
manos, y que acabará por dejar de puro agotamiento.
Esta propuesta que le haces a
alguien que padece anorexia irá a saco roto, porque en el fondo quien sufre
este desorden de la alimentación tiene distorsionado,
entre otras cosas, el concepto de lo que
es saludable.
Ha aprendido a sentir cierto control
sobre lo que ingiere y sus efectos en su autoimagen y estado de
ánimo, y es eso lo
que asocia a saludable o bienestar, porque es lo que, a corto plazo, le hace “sentir
bien”.
Sólo cuando inicia un proceso de
terapia, y va poco a poco cuestionando
creencias e ideas sobre la alimentación y su autoconcepto físico, empezará
a estar prepard@ para poder entender esta pregunta en toda su extensión, sin
que sea un mero interrogante retórico.
Así que si no sabes muy bien qué
decirle a tu amigo o familiar con anorexia, tranquilo, no te sientas obligado a
decir nada. Acompáñale, muéstrate comprensivo, permítele que se exprese, que
sepa que puede contar contigo, que no
vas a juzgarle ni recriminarle.
En definitiva, si quieres ayudar y no sabes cómo hacerlo, pregunta a
un profesional experto en trastornos de la alimentación.
¿Tienes un amigo o familiar con
anorexia?
¿Cómo le hablas o le ayudas?
Te animo a participar de los
comentarios, la anorexia nos incumbe a todos.
A Patricia: Gracias por tu generosidad y por tratar este tema con tanta delicadeza, comprensión y serenidad.
A todos vosotr@s: Gracias por leernos!