lunes, 5 de diciembre de 2016

¿Cuántas veces hay que recaer y empezar de 'cero'?

 
Siempre recordaré las palabras del Doctor Soriano cuando me decía: 'tranquila el día que tengas que volver a empezar piensa que no arrancarás de cero. Ya habrás recorrido mucho camino y el nivel más bajo cada vez estará más arriba'.
 
Mentalmente he repetido estás palabras cada vez que las fuerzas han flaqueado y sobretodo, cuando la cabeza no ha acompañado y ha sido lascivamente infiel.
 
La verdad es que no he tenido que tirar mucho de ellas porque desde que me recuperé (unos tres años aproximadamente) me he mantenido naturalmente conectada a mis principios... sin que los cimientos hayan peligrado.
 
De todos modos...las cosas cambian...

Hace unos meses que la cabeza se ha despistado y ha dejado de acompañarme... a pesar de mantener mis comportamientos alimentarios religiosamente a raya. Supongo que los tratamientos y mis ganas de superación han dejado un poso que todavía puede hacer frente a una mala época
 
Aún así siento que las fuerzas se resienten...como un gotero que se vacía mientras pacientemente espera que lo sustituyan, antes de hacer saltar todas las alarmas...
 
 
He vuelto a sentir rechazo. Una sensación que hacía mucho no vivía y que a la vez me provoca miedo...
 
 
Me da miedo estar otra vez descontenta con mi aspecto, con mi cuerpo, con la ropa que me puedo poner, con la que me pongo y con la que no me puedo poner porque la menopausia no me deja, con lo que como y creo que no debería...hasta con mi cara... para ella también tengo reproches!
 
 
Un bache por el que paso y que he contado minuciosamente a mi doctor. Desde entonces, me ha visto mensualmente. No hemos dejado pasar una sola visita... ni un control de peso, a pesar odiarlos porque vuelvo a creer que la báscula un día va a explotar!
 
 
'No volverás a caer porque nadie mejor que tú sabe que el agujero es muy profundo', esas fueron las palabras de mi psiquiatra que entendió a la primera que mi cabeza me está traicionando de nuevo y parece que está dispuesta a ganar la batalla...tanto que hasta durmiendo se expresa...
 
Siento que he dado pasos atrás...y que me puedo situar en un punto al que no quiero volver...de ahí mi terrible miedo... a la vez, me pregunto: ¿cuántas veces hace falta recaer mental o físicamente?
 
En el fondo, sentir miedo es algo que me tranquiliza. Primero, porque me mantiene alerta y segundo, porque me avisa del peligro... A su vez, el sentido común me hace ver que mientras pierda el tiempo enfadándome con mi cuerpo y con lo que me está pasando, no emplearé las energías para otro fin...
 
 
No tengo otra salida que andar hacia adelante. Lo sé... pero una mente cansada, agotada por el trabajo y funcionando las 24 horas del día pensando en lo mal que me veo, no ayuda a ponerse en pie. Así que ni yo misma sé de dónde arranco las fuerzas!
 
No tengo más salida que escapar del lodazal... y cuanto más tiempo pasa, más prisa tengo por sentirme de nuevo a salvo... muy a pesar de mi cabeza y de su terrible enfado
 
 
Gracias por leerme!
 
 
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jueves, 19 de mayo de 2016

Convivir con una persona enferma de anorexia, ¿se puede?


En primer lugar, mi total admiración hacia las personas que conviven, han convivido o lo harán con una persona que tiene anorexia. Hombre o mujer, da igual.

Mi admiración y mi más profundo respeto, ya que a estas personas que acompañan en la enfermedad las he visto sufrir y mucho!

Enfrentarse a los efectos secundarios de la anorexia requiere enfundarse en la mejor armadura que uno haya imaginado. Fuerte y firme. Una armadura que a la vez se convertirá en un arma de doble filo, ya que si nadie lo dijo: la anorexia reside en el infierno.

Cuanto más robusta sea, mejor esquivará los tremendos latigazos de la enfermedad... pero también más pesará y abrasará en el abismo 

Las tentaciones de deshacerse de la armadura son inmensas porque las llagas duelen cada día más...

Mientras he sufrido la enfermedad he convivido con tres excelentes personas (además de mi familia y los amigos que siempre me han acompañado). La primera, sin saberlo... la actual, me ha hecho brillar y  vive mi momento más dulce, sensato y maduro... y la segunda,  engulló a manos llenas todo lo que la enfermedad escupía.

Convivir con una persona que sufre anorexia requiere una dosis altísima de entereza y firmeza... algo realmente complicado cuando tu pareja se desdobla en dos, según el momento y la ocasión... y cuando uno tiene la sensación de vivir con dos personas diferentes

Decir las cosas claras siempre y desde un principio, mantenerse, no dejarse engañar (evidenciar el engaño), no entrar en el juego, poner límites... son algunas de las estrategias que más pueden ayudar. 


En mi caso y en los peores episodios, lo que mejor me ha funcionado es que me planten cara, que llamen a las cosas por su nombre y que me dejen claro que no encontraría un cómplice


Y lo creo así porque porque muchas de las compañeras de hospital que tenían parejas condescendientes, han vivido un largo historial de recaídas, engaños, mentiras, líos y patrañas que no han ayudado en nada.


Con todo esto no estoy diciendo que lo mejor sea buscar el enfrentamiento. No. Lo que estoy diciendo es que a la anorexia le puedes hablar de tú a tú... puedes y debes... y cuanto antes, mejor!


... siempre teniendo en cuenta que la enfermedad se enfadará muchísimo y que el próximo ataque será durísimo, aunque cada vez menos.

Es muy complicado convivir con una persona que odia y ama a la vez, que promete y miente a partes iguales, que sonríe y llora al unísono... y  que traza ocultos planes mientras se desnuda

Es por eso que hay que hacer entender que también somos personas, que tenemos momentos débiles, buenos y malos y que la paciencia tiene un límite

Acompañar, SIEMPRE. Siempre y cuando la persona enferma de pasos o intente caminar adelante... sino, seremos partícipes de una enfermedad que busca aliados y colecciona enemigos


Esta manera de actuar la he vivido también en el hospital, donde jamás he encontrado un médico o enfermera condescendiente con la anorexia. Me han escuchado, me han intentado entender y me han abrazado,  pero me han dicho las cosas a la cara. Sabiendo que eso iba a tener consecuencias... incluso diría que buscándolas.


Si está en tratamiento... 

Es positivo estar en contacto con los médicos para saber de primera mano lo que pasa y qué es lo que podemos hacer. 
Acompañarlo en el proceso médico y participar de él... saber cuándo tocan las visitas, ofrecerse para acompañar o hablar tras la visita (no para sacar información)... al enfermo hay que dejarle espacio.

Formar parte del tratamiento pero eso sí, tener claro quién es la persona que se está curando. Esto te ayudará a respetar su tiempo y velocidad... por prisas que tengamos. 

Esté en tratamiento, o no...

Charlar con el personal especializado de asociaciones de trastornos alimentarios... donde existen grupos de apoyo de padres y parejas, puede hacernos sentir comprendidos... y menos solos.  

Tener a su vez una persona a la que le podamos contar por lo que estamos pasando, ayudará a que el proceso sea menos pesado y tortuoso. Recomiendo también consultar a un terapeuta para que nos ayude a sostener la enfermedad y también nos de unas pautas de actuación.

Mi madre, por ejemplo, no sabía prácticamente lo que era esta enfermedad y desde el primer día su mejor aliada fue la doctora de cabecera, a la que acudió como si de un instinto se tratara.

En cualquiera de los casos...

Entender que se trata de una enfermedad y no de un capricho... eso evitará que hagamos juicios de valor a una persona que prácticamente no es capaz de responder de sus actos...

No dejar de hacer cosas por la enfermedad (no aceptar el boicot), distraerse, mantener las aficiones que uno tiene y sobretodo, las amistades... ya que no hay nada que más guste a la anorexia que la soledad. 

No contestar preguntas como: '¿te gusto más cuando estoy gorda o flaca?' o '¿me ves gorda o delgada?', te ayudará a no sentirte culpable de tu respuesta... y ante todo, a no tener la sensación que te estás equivocando.
Son cuestiones en las que mejor no entrar porque aunque parezca mentira, eso también alimenta a la enfermedad.


La anorexia engulle al enfermo y si está muy cerca, corremos el peligro de que la corriente nos arrastre también.

Todo esto no significa que no quieras a la persona con la que convives... al contrario, significa amarla.

Este post lo dedico a todos aquellos que acompañaron o acompañan a una persona con anorexia. Gracias por vuestra incansable dedicación y por vuestra inestimable ayuda.

Gracias por leerme.

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jueves, 12 de mayo de 2016

¿La anorexia es una enfermedad de adolescentes?


Si hacemos caso a los estudios de hace cinco años atrás, no cabe duda ninguna. La respuesta es sí... un sí mayúsculo.
En cambio si nos fijamos en los informes de 2010 hasta el día de hoy, las cifras dibujan un nuevo perfil de persona enferma de anorexia: LA MUJER ADULTA.

De hecho según publica esta misma semana por 'La Opinión', 'cada vez es más común encontrar casos en mujeres entre los 30 y los 60 años de edad'.
Una afirmación que sostienen con estos datos de la Asociación de Anorexia y Bulimia de Barcelona, la tan imprescindible y necesaria ACAB:  

Hace 5 años el grueso de pacientes difícilmente superaba los 25 años. Actualmente el 62% rozan los 30 (28 años para ser justos)

Unas cifras que se redondean con otro dato sobre el que pensar: el 18% de los atendidos tienen más de 30 años.  

¿Qué nos pasa entonces a la generación de los 70 y los 80?... la respuesta puede ser muy extensa y seguro tiene infinitas aristas. No lo sé, lo que sí sé es que nunca he tenido la percepción que se trate de una enfermedad únicamente de adolescentes

Me explico, hasta que una se da cuenta y acepta que está enferma pasan muchos años... probablemente los mismos que tenías cuando empiezas a 'tontear' con la comida.

En mi caso, esto me situó en los 30 años... sin estar preparada todavía para confesarlo. Y como yo, muchas compañeras de camino que con tremenda vergüenza han reconocido a esa edad, e incluso más, que tienen un trastorno alimentario

Para mi gusto, quizás los estudios tuvieran que dar una vuelta de tuerca y no centrarse tanto en la edad a la que 'se empieza', y sí en cambio en los años que dura, perdura y se mantiene el trastorno en cuestión. Es decir, cuándo se consigue terminar con la anorexia y cuánto tiempo se instala en nuestra cabeza y en nuestro cuerpo.

Pienso en todo esto por mi edad: 44 y por las repetidas noticias que relacionan periódicamente a actrices/famosas con la anorexia. 

y creo que es importante no olvidar que la anorexia es lenta, pero segura... sigilosa y casi invisible durante mucho tiempo... incluso años

Abrir un periódico y tropezar con la insinuación que Angelina Jolie o Leticia Ortiz pudieran sufrir anorexia, me hace mirar a mi alrededor y plantearme con cuántos casos invisibles convivo.

Espero que sean los menos, pero el otro el día escuché una noticia en la radio que me hizo pensar: sólo el 3% de las mujeres adultas están satisfechas con su cuerpo

Y me pregunto: ¿qué pasa con el resto de mujeres adultas... cómo lo afrontan? A lo que me respondo: quizás la anorexia no sea sólo una enfermedad de adolescentes. 

Gracias por leerme!

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miércoles, 27 de abril de 2016

¿Qué pasa en el cerebro de una persona con anorexia... y por su cabeza?


Interpretar la anorexia exclusivamente como el extremo deseo de estar delgado, apuntalado por el inconformismo y aliñado con altas dosis de inmadurez, sería un flaco favor a las personas que han sufrido, sufren y sufrirán esta enfermedad.

En nuestra cabeza pasan cosas, y no sólo pensamientos discutibles. En muchas ocasiones nos fallan las conexiones cerebrales y los neurotransmisores no hacen su trabajo

¿Qué pasa entonces en nuestra cabeza?

Este es un artículo que tenía muchas ganas de escribir y que me ha llevado un tiempo para ser prudente al máximo.

Aquí os lo dejo.


Gracias por leerme!

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martes, 5 de abril de 2016

No me gusta mi cuerpo, pero lo acepto

No siempre las circunstancias acompañan y cuando lo hacen, a veces parece que sufra ceguera.
Esta es la impresión que de mí misma tengo cuando me observo y analizo lo que todavía me inquieta... también cuando la anorexia, casi reducida a cenizas, intenta tomar forma y contaminar. 

Aquí os dejo mi último artículo. Escrito de para el blog d la psicóloga Patricia Córdoba para unos lectores que nada saben de mi. 

Espero que lo disfrutéis y gracias por leerme!

domingo, 20 de marzo de 2016

La anorexia en primavera... alarma: empieza el calor!


Cuatro y media de la madrugada del sábado... el momento en el que la primavera ha entrado de nuevo, y por fin, en mi vida. Otro año más! Creo que no hay fenómeno climatológico que espere con más ansia... me encanta!

Pero a la vez me asusta... sé que a partir de ahora empieza un sufrimiento, irracional si queréis, que el resto del año vive alertagado. 

Desde ahora y hasta finales de septiembre, mi cuerpo me preocupa más de lo habitual. Mi aspecto, mis formas y volúmenes... y la lucha está en no dejarme llevar por un pensamiento que puede ser tan arrollador como un tsunami

Es en este momento del año en el que pongo en marcha un trabajo silencioso y constante que empieza por aceptar que llevaré menos ropa... y que ya no me camuflaré en un jersey ancho.

Sigue por conseguir regar mi día a día de color, aparcando el negro... a pesar de que piense que disimula los defectos y estiliza.

Continúa, aceptando que los tejidos de verano son más ligeros y que quizás marquen partes de mi cuerpo que me disgustan, pero que acepto.

Prosigue por hacerme a la idea que es altamente probable que lleve camisetas o camisas y que esto marcará mis pechos más de lo habitual.

Y termina con el logro de ponerme una falda o vestido más veces que el año anterior, e incluso para ir a trabajar. Sería un gran reto que no acabo de conseguir! Mis piernas no escapan a mi propio juicio, así que mostrarlas al resto de personas, me cuesta.

El colofón: enfundarme un biquini sin analizar cada  rincón de mi  cuerpo... 

Sé que según que cosas me costarán un grandioso esfuerzo... porque ponen de manifiesto mis inseguridades y me hacen sentir vulnerable frente a las personas que me rodean... aún así, no tiro la toalla: lo intentaré, lo lucharé y para lo que no consiga, vendrá una nueva primavera.

Y es ahora también cuando me agarro fuerte a los míos y no suelto sus manos, siempre dispuestas a ayudarme.

Gracias por leerme.

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domingo, 13 de marzo de 2016

¿Por qué la anorexia me escogió a mi?


Ésta es una de las preguntas que más veces me he repetido a lo largo de la enfermedad y el proceso de recuperación. El ¿por qué yo?...me ha mantenido en vela muchísimas noches y durante tiempo fue la única pregunta que me atreví a hacer. Quizás porque no estaba preparada para responder  un ¿hasta cuando?, ¿cuándo diré la verdad? o ¿qué me está pasando?.

Podía haber sido otra enfermedad, o directamente ninguna, pero el destino ha querido que mastique la palabra anorexia hasta destrozarla... primero, a tímidos bocados. Luego, con la fuerza de un titán... y al final, ya casi sin energía pero con el sabor en los labios de una recompensa inexplicable.

Os dejo con un artículo en el que intento responder precisamente esto, ¿por qué la anorexia me eligió a mi?.
Quede claro que en ningún momento insinúo que las cosas pasan porque sí. Os cuento el perfil tipo de paciente y las circunstancias más favorables para una enfermedad como la anorexia.

Lo he escrito para psicocode y quizás os sirva para poner un poquito más las cosas en su lugar... sin prisas, pero eso sí, con paso firme.

Espero que lo disfruteis.

Gracias por leerme.




sábado, 5 de marzo de 2016

¿Qué nos puede hacer sospechar que alguien de nuestro entorno sufre anorexia?

Me gustaría saber cuál hubiera sido mi reacción de adolescente, si alguien de mi entorno se hubiera percatado que estaba cayendo en las redes de la anorexia.


¿Me hubiera dejado ayudar en ese momento? Quizás sí... o quizás la enfermedad ya había tejido un pensamiento tan peligroso como invasivo. No lo sé

Tener personas cerca cuando pasas por un trastorno alimentario es un arma de doble filo. Tanto para ellas, como para nosotros (los ingobernables enfermos). 

Por un lado si hablan, los tratamos de chivos expiatorios.  Y si no lo hacen, la enfermedad nos convence de que no nos quieren

Por otro, ellos tienen tanto miedo de hablar como de no hacerlo...miedo a perdernos tienen.

Esta mañana os dejo con el artículo de una mujer que también ha pasado por un trastorno alimentario y que ahora es terapeuta y ayuda a personas que se dejan ayudar.

Os la presento... 

Tina Benet, especialista en terapias alternativas y energéticas, con más de diez años trabajando en la salud mental y discapacidad en adultos.









Y éste, su artículo...

¿Qué nos puede hacer sospechar que alguien de nuestro entorno sufre anorexia?

Desde mi papel como terapeuta alternativa y ex paciente, cada vez me encuentro con más personas que piden asesoramiento, preocupadas por saber cómo identificar un caso de anorexia y/o bulimia en la gente que les rodea, cómo acercarse a esa persona y en consecuencia, poder ayudarla.

Cabe decir ante todo, que un trastorno de la conducta alimentaria se considera una enfermedad mental, por la cual cosa se tiene que tratar como tal, sin caer en culpabilizar a las personas que lo sufren, sus familiares o incluso la sociedad, es decir, todo esto son factores que acompañan a la persona a entrar en este infierno, pero la raíz del problema, es meramente emocional.

Cuando una persona llega el punto de control absoluto o descontrol con la comida, nos está avisando que algo no va bien en ella, que hay un sufrimiento psicológico en el que le están pasando una serie de cosas que no sabe manejar, como no saber resolver los conflictos, las cosas que se le van presentando en su día a día por inseguridades, miedos... las cuales se van acumulando creándole angustia, y esa angustia es la que hace que la persona busque un síntoma como seria esta mala relación con la comida.

Por lo tanto, no sirve que a una persona que padece un TCA se le vaya de frente en el tema de la comida, si come poco o mucho, ha bajado mucho de peso... porque lo único que conseguiremos es un rechazo, por lo que debemos intentar ir un poco más allá e intentar entender lo que le está pasando o al menos que vea nuestra preocupación, que vemos que algo le debe estar pasando.

El principal punto de entrada a un trastorno alimentario es la dieta

Una dieta sin control médico puede hacer que una persona empiece a bajar de peso, y si esa bajada de peso la persona la está haciendo por un motivo estético, porque no se gusta y piensa que la valoración de el/ella mismo se verá reflejada en esa bajada, eso puede provocar que se le pueda ir escapando de las manos.

Por lo tanto, uno de los signos que podemos observar es que la persona empieza a controlar en exceso lo que come, las calorías, prohibición de una serie de alimentos, y empieza a cambiar tanto en las cantidades de comida, cómo en el tipo de alimentos y sus hábitos.

Ese control, nos lleva a ver que hay una bajada importante de peso, poco a poco, pero en algunos casos significativa y a medida que baja de peso, una persona que lo hace por motivos estéticos, etc...cada vez se obsesiona más y quiere bajar más. Nunca llega a sentirse bien con el peso, ya que hay un trasfondo psicológico, que es lo que hace que la persona no se sienta bien.

En el caso de las chicas, con esta bajada de peso, el cuerpo nos avisa que algo no va bien con la perdida de la menstruación, cambios de humor,  están más irritables concretamente con todo lo que tiene que ver con la comida, las cantidades, discusiones a la hora de comer en casa, así como el aislamiento de familiares y amigos. En algunos casos puede haber hiperactividad (moverse cuando se está sentado, levantarse constantemente de la mesa o comer de pie) para bajar todavía más de peso.

Si creemos que el problema ya está en casa, sería recomendable tener más información, como saber si después de las comidas va al baño o vomita

Hablar con el colegio o amigos... para confirmar si las comidas que no está haciendo en casa las está haciendo o no, y finalmente recurrir a un profesional especializado para poder tratar el núcleo del problema.

Webs de interés (Madrid y Barcelona):



Gracias por leernos!



domingo, 28 de febrero de 2016

'Y la llamaron anorexia', historia de un final cada vez más feliz



Siempre me han gustado los finales felices. No así los edulcorados, sino las historias que bien acaban después de mucha lucha. Y son precisamente en ese tipo de historias, las complicadas, en las que más valoro un merecido final... aquel que es capaz de dejarte un buen sabor de boca.

Últimamente un par de noticias me han hecho sentir que cada vez estoy más cerca de un final feliz. Rotundamente feliz. Y quiero compartirlas con todos vosotros.

Hace unos días visitaba a mi médico, en la Unidad de Trastornos Alimentarios de l'Hospital de Sant Pau. Aunque ya recuperada el médico no ha querido nunca perderme de vista, cosa que agradezco profundamente. Es por eso que continuo con mis visitas periódicas para ver que todo está en su lugar.

Pues bien, la sorpresa vino al final... como todas las buenas sospresas. 'No quiero que nos volvamos a ver hasta dentro de seis meses'. Wauuuu, 6 meses!!!!! 

Eso son muchos días para demostrarle a tu paciente que confías en él... los mismos que me ha regalado mi médico para demostrarle que se puede confiar en mi

Pero el Doctor Soriano no lo dejó ahí: me contó que barajaba la posibilidad que pudiera ir a dar charlas al hospital para echar una mano a las personas que están ingresadas. Contarles que es posible salir y que se vive mejor a este lado de la vida'Encantada', le dije.

La segunda gran noticia vino de parte de un portal de psicología llamado Psicocode. Hace unos días les conté quien soy y les mostré lo que semanalmente escribo. 

Y el esfuerzo, una vez más, tuvo su recompensa. Psicocode me ha ofrecido escribir también para ellos de manera periódica. Algo que me hace tan feliz como las palabra mi doctor y que sólo puede llegar cuando una hace bien las cosas.  

Aquí os dejo con mi primer artículo.
Espero que os guste!


Gracias por leerme!

Fuente de la imagen: openphoto.net

sábado, 27 de febrero de 2016

Lo que nunca debes decir a alguien con anorexia

Hoy, con vuestro permiso, he invitado a nuestro blog a una mujer que sabe lo que dice y que nos puede echar una mano a todos: a los que padecen anorexia, a quienes la han sufrido, a familiares, amigos, parejas, conocidos y lejanos.

Ella es Patricia Córdoba, Psicóloga online, Coach y facilitadora del cambio. 



'Trabajo para ayudarte a alcanzar tus objetivos y tener relaciones más sanas en TuPsicologia.com'



Puedes suscribirte a su Boletín, y recibir gratis un Audiorelax y psicoconsejos prácticos y exclusivos mensuales. También seguirla en facebook y twitter.



Vamos allá...


¿Qué no decir a una persona con anorexia? 

La anorexia no es un problema que incumba sólo a quien lo padece, es un problema social que nos alcanza a todos.
Todo el mundo, a lo largo de su vida, ha estado o estará en contacto con alguien que sufre este trastorno: su familiar, su amig@, su emplead@, su vecin@, su pareja, su compañer@ de trabajo, su compañer@ de pupitre, su profes@r, etc.

En general, el dolor de otros no nos deja indiferentes; pero a veces nos confunde, si no lo entendemos, si no conocemos su causa, si no tenemos las herramientas para poder ayudar.

Si en alguna ocasión has pensando que detrás de la anorexia hay únicamente alguien que está obsesionado con estar delgado, o que quiere llamar la atención; ¡ten cuidado!, porque estás simplificando la ecuación...

... y dejándote por el camino infinidad de variables que son importantes para entender el entramado de quien vive cada día con ella

Está bien, no tienes por qué saberlo. Si has llegado hasta aquí, quizá es porque tienes cerca a alguien, a quien aprecias o quieres, que está atravesando este túnel negro ahora mismo, y buscas entender mejor lo que le puede estar sucediendo.

Algunos Blogs como éste, médicos, psicólogos, psiquiatras y otros profesionales sanitarios y de la educación pueden ayudarte a ayudar mejor.

Si no has recibido pautas, será bastante probable que, a pesar de tus buenas intenciones, acabes haciendo algún comentario que provoque al afectad@ mayor frustración, inhibición o malestar

¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que no conoces bien el trastorno, ni terminas de creerte del todo que tu familiar, amigo o pareja lo tenga realmente, subestimando por tanto su gravedad.

Es el ejemplo de ésta o cualquier otra madre, que tremendamente preocupadas por su hijas, que en mitad de la comida, ante su desesperación, les gritan un “tienes que comerte esto, y no se hable más”.

Esta “orden”, lejos de ayudar, retrasa la recuperación, pudiendo incluso agravar su situación.


En esta línea, resulta útil conocer algunas de las frases que, no sólo no consuelan a quien tiene anorexia, sino que pueden acentuar su problema o generar mayor dolor e impotencia.


Veamos algunas de ellas:


“Estás haciendo daño a las personas que te quieren”

Tal vez detrás de estas palabras se oculta la intención positiva de movilizar a quien quieres, de incentivarle al cambio, conmoviéndole con tu dolor.

Sin embargo, lo único que conseguirás es que le invada una culpabilidad desmesurada que reforzará el bajo concepto de sí mismo que ya de por sí manifiesta quien padece este desorden alimentario.

Esto hará que trate de esconderse mucho más, de negar su dolor y su problema delante de aquellos que sufren por él/ella, para evitarles sufrimiento, y que además después se lo echen en cara.



“No adelgaces más, tan delgad@ das asco”

Se te puede escapar esta sentencia cuando empiezas verdaderamente a preocuparte por la otra persona, e intentas por todos los medios, detener su carrera hacia el abismo; pero no tienes en cuenta que quien recibe este mensaje se sentirá evaluado negativamente.

Pueden ocurrir dos cosas, a cual más contraproducente:

a)          Deduce de tu apreciación que está consiguiendo su objetivo, y ve reforzada su conducta de hipercontrol de la comida.
b)          Lo recibe como una descalificación que abre más la herida de su ya negativa autoimagen.



“Lo único que tienes que hacer para recuperarte es comer”

Utilizar este argumento como pieza clave de recuperación es simplificar el problema, como si la anorexia pudiera explicarse simplemente como la voluntad de no comer.

Ojalá fuera tan sencillo, pero ni mucho menos es así. No es una cuestión de voluntad, ni de pura inapetencia; por lo que confundiendo el problema, confundimos la solución.

Cuando alguien que tiene anorexia escucha eso, la impotencia e incomprensión que puede llegar a albergar son enormes. Igual que la sentiría alguien en silla de ruedas que oye decir “tú lo que tienes que haces es caminar".




"No valoras lo que tienes. Hay gente que no tiene ni para comer”

Estas frases se las escuché decir a una madre y a una abuela en mi consulta cuando me comentaban lo que le decían a su hija, y nieta respectivamente, para que de una vez por todas comenzará a comer con normalidad.

No me cabe la menor duda de que lo decían desde el corazón, pero también desde la ignorancia absoluta de lo que le estaba pasando a esa chica.
No se le puede decir a un depresivo con ideas autolíticas (de suicidio) “no valoras tu vida, con la de gente que hay con cáncer muriéndose”, porque lo más probable es que te conteste “me cambiaría ahora mismo por cualquiera de ellos”.

Quien padece anorexia no ignora el dolor ajeno, es totalmente consciente de que hay otros que no tienen con qué alimentarse, y si por él/ella fuera dejaría de comer, más aún si cabe, para donar sus alimentos a otros.

Este discurso no le moviliza al cambio. De nuevo le hace sentirse culpable, incomprendido, impotente y a disgusto consigo mismo.



“Si quieres estar delgado, ¿por qué no haces dieta sana y ejercicio?”

Si le lanzas esta pregunta, es que aún no te has percatado de lo que le está pasando a quien quieres.

Quizá, de alguna manera, piensas que sólo se trate de una dieta estricta que se le ha ido un poco de las manos, y que acabará por dejar de puro agotamiento.

Esta propuesta que le haces a alguien que padece anorexia irá a saco roto, porque en el fondo quien sufre este desorden de la alimentación tiene distorsionado, entre otras cosas, el concepto de lo que es saludable.

Ha aprendido a sentir cierto control sobre lo que ingiere y sus efectos en su autoimagen y estado de ánimo, y es eso lo que asocia a saludable o bienestar, porque es lo que, a corto plazo, le hace “sentir bien”.

Sólo cuando inicia un proceso de terapia, y va poco a poco cuestionando creencias e ideas sobre la alimentación y su autoconcepto físico, empezará a estar prepard@ para poder entender esta pregunta en toda su extensión, sin que sea un mero interrogante retórico.



Así que si no sabes muy bien qué decirle a tu amigo o familiar con anorexia, tranquilo, no te sientas obligado a decir nada. Acompáñale, muéstrate comprensivo, permítele que se exprese, que sepa que puede contar contigo, que no vas a juzgarle ni recriminarle.

En definitiva, si quieres ayudar y no sabes cómo hacerlo, pregunta a un profesional experto en trastornos de la alimentación.
¿Tienes un amigo o familiar con anorexia?
¿Cómo le hablas o le ayudas?
Te animo a participar de los comentarios, la anorexia nos incumbe a todos.



A Patricia: Gracias por tu generosidad y por tratar este tema con tanta delicadeza, comprensión y serenidad.

A todos vosotr@s: Gracias por leernos!

jueves, 11 de febrero de 2016

La anorexia en Internet


No sé si 'caer' en la anorexia es fácil o difícil. Lo que sí sé es que hoy en día es más 'accesible' que hace 25 años. Entre otras cosas, debido al exceso de información... y aunque pueda parecer contradictorio, no lo es.

Siendo ingenuamente optimistas vemos cómo la libre circulación de información genera a la par tantas informaciones útiles como nocivas. Para eso, sólo hay que darse un paseo por Internet y contar... Se te ponen los pelos de punta! 

Crear y defender una página sobre anorexia (sin incitar), cuesta verdadero esfuerzo. No sólo cuidas tus palabras, también te examinas cada vez que te sientas frente al ordenador. '¿En qué momento estoy?,  ¿qué tengo superado y qué no?, y tú, ¿eres sincera y honesta.... cuando fallas y por qué?' 

... son sólo algunas de las preguntas que me obligo a responder antes de publicar cualquier artículo. Yo lo llamo sentido de la responsabilidad.

Imagino también que leer este tipo de publicaciones requiere otro gran esfuerzo (cosa que agradezco)... ya que uno sabe que leerá cosas que no gustarán, otras que no apetezcan y algunas que molesten

Somos la generación del 'all fast' y todo lo que nos obliga a pensar y retrasar nuestras necesidades inmediatas, no nos gusta. Es por eso que hoy en día triunfan las páginas que promueven la anorexia, las famosas pro-ana

Pensándolo bien, lo dan todo hecho... simplemente hay que leer y actuar, y si no sale a la primera...a la segunda será. Y no sólo eso: con la seguridad que lo que no se le ocurra a uno, otro lo dirá

Esta semana salía a la luz un estudio realizado a 250 enfermos de anorexia con una cifra escalofriante: el 60% busca información en páginas que promueven la enfermedad o conductas poco saludables. 6 de cada 10!

Las informaciones más recurrentes, en un ranking de cuatro  : Cómo adelgazar rápidamente (31,6%), dietas extremas para perder peso (11,6%), blogs proana y promia (10,8%) y cómo vomitar (5,2%).

La edad en la que se empieza a bucear en estas páginas, los 15... cuando todavía no se está en tratamiento. Luego, con médicos de por medio, el 77% sigue consultando en Internet páginas para adelgazar.

Yo también lo he hecho... pero a edad bastante tardía. No he entrado en blogs proana/promia, pero sí he buscado consejos para adelgazar rápidamente

Con estas cifras sobre la mesa doy gracias a que en mi época, cuando tenía 15, no existía Internet... a saber entonces dónde hubiera terminado!

También felicito al 40% de enfermos que no caen en las redes para buscar ni páginas útiles, ni inútiles. Creo es mucho más inteligente.

Y para acabar, te doy las gracias a ti que me lees porque contribuyes a que me examine cada vez que me siento frente al ordenador. Un ejercicio tan duro como sano.

Gracias por leerme!

Fuente de la imagen: openphoto.net