miércoles, 15 de abril de 2015

Arranca la primavera. La mejor y peor época del año




La primavera siempre ha sido una época que he vivido con alegría desde bien pequeña. Me conecta con algo especial. De hecho, fue el momento que elegí para abandonar el vientre que sabiamente me cobijó durante 9 meses. 



Supongo que a estas alturas, a mi ritmo, ultimaba detalles. Y también imagino que algo de esa energía constructiva que experimenté ha quedado en mi, porque la primavera me re coloca y me dispara... como sucedió en la tripa de mi madre. 



En mis mejores primaveras la energía brota y la vida eructa. Una sensación que desapareció durante años. La anorexia convirtió mi estación preferida en el momento más agrio del año. 



Tenía que estar lista para quitarme ropa, enfrentarme a la talla de un año atrás, y además a punto para situaciones dispuestas a dejar en evidencia mi cuerpo y conducta alimentaria. 


Con el tiempo llegaron las dietas severas para hacer frente a la estación más maravillosa del año. 


Las restricciones se multiplicaban y las visitas al baño, más. 

Y toda esta carga generaba en mi una ansiedad tremenda. Semanas antes ya estaba comprobando si los michelines habían crecido durante el invierno y eso era capaz de arrancarme el sueño y destrozarme el ánimo.



De todo ello hablo en pasado. En mi caso, porque el tiempo y los médicos le han devuelto el sentido a mi primavera.  Sin esconder que es una época en la que sufro un importante envite, durante el que reviso que las cosas siguen estando claras.



Es un momento en el que me siento insegura, más fea... me disgusta mi cuerpo. Afloran sentimientos y confundo sensaciones. Hago verdaderos esfuerzos para no caer rendida a la dictadura de la anorexia

Así es mi primavera. La estación que un día lograré sea igual a la primera, allí en el vientre de mi madre. 


Gracias por leerme!



fuente de la imagen: www.photorack.net

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