lunes, 15 de junio de 2015

La anorexia y las tentaciones


Últimamente paso más tiempo sola del que desearía. No me siento sola... esa sensación desapareció hace mucho tiempo, pero por razones domésticas paso bastante horas conmigo misma. 


Esta circunstancia me mantiene en guardia desde hace unos meses. 


Estar sola es terreno abonado para la anorexia... ser dueña de tu tiempo y espacio, sin peligro a que nadie se entrometa, es el marco perfecto para la enfermedad.

En mi caso, como y ceno sola todos los días... una situación ideal para la anorexia y que, poco a poco, podría utilizar con fines ilícitos. Esto me torna en una persona todavía más exigente y firme.


Durante muchos años he vivido un vaivén de tentaciones llamando a la puerta y colándose por las ventanas. Y ahora ya no me apetece entrar en ese juego, pero a veces la apetencia no es suficiente... la anorexia tiene un componente mental muy potente y no pierde ocasión para la seducción.

¿Qué tentaciones mantengo a raya? Las más importantes y ante las que he construido un muro: comer menos cantidad y coquetear con alguna dieta. Luego,  las tentaciones menores que pueden desencadenar males mayores, como terminar subida a la báscula de una farmacia.


Tres frentes que saben cómo esperar en el quicio de la puerta. Así que cada día abro ventanas y puertas... fuerte y valiente, como si no hubiera mañana. 

A la anorexia le encanta la sumisión, el silencio, el secreto, la oscuridad, la soledad y yo no me escondo ni acobardo. Me comunico, hablo, cuento, digo, salgo y entro. 

Dejo entrar el aire fresco en casa y en mi cabeza y me recuerdo cada día que yo soy más cosas que una persona que ha arrastrado la anorexia durante más de 20 años.



Gracias por leerme!

Fuente de la imagen: www.photorack.net

1 comentario:

  1. Imagino lo duro que debe ser esta lucha constante...yo llevo unos 12 años conviviendo con esta voz anorexica en mi cabeza. Hay epocas que tiene mas fuerza y otras que la mantengo a raya. Realmente cuando sabes si estas curada? Me gustaria no oir nunca más esta voz...pero creo que ya estoy resignada a vivir siempre con ella. Muchos animos y fuerza!

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