miércoles, 11 de marzo de 2015

La anorexia y yo (I). ¿Quién es la víctima, quién el verdugo?


Desde bien pequeña tuve debilidad por los personajes con doble personalidad (tanto reales, como ficticios) . 'Doctor Jekyll y el Señor Hyde' o el 'Hombre lobo', entre otros, llamaron siempre mi atención.
¿Cómo una persona podía ser de un modo y a la vez, todo lo contrario?, pensaba mientras los observaba tan hipnotizada como perpleja.

Me hubiera pasado horas diseccionando esas mentes prodigiosas. Capaces de crear su opuesto y defender ambas personalidades con la misma vehemencia.
No sé el por qué de esta atracción, pero quizás fuera la manera de ir entendiendo lo que luego pasaría en mi cabeza.

Años después me preguntaba por qué yo, al igual que ellos,  también era capaz de lo mejor y lo peor. Así es como me hacía sentir la anorexia: desdoblada

En décimas de segundo pasaba del amor al odio... de sentirme la mejor, a la peor. Y eso, entre otras cosas, era lo que determinaba si comía o vomitaba. Mi estado anímico y mi autoestima, tenían la última palabra.  


Me había divertido mucho intentando averiguar ¿quién era la víctima y quién el verdugo? en el caso de 'Hannibal Lecter' o el 'Barbero diabólico'. Un juego que se tornó amargo cuando decidí mirarme al espejo. Esa pregunta me acompañó las noches en vela, la mayoría... miles de horas en blanco intentando entender quién perseguía a quién

Comer cuando había prometido abstinencia o arrodillarme en el baño después de jurar que no volvería a suceder, creaba en mí un conflicto incontrolable ¿Por qué era capaz de traicionarme una vez tras otra? Durante años no quise dar con la respuesta. La intuía dura

Con el tiempo entendí que la anorexia se alimenta medias tintas... fue entonces cuando me respondí. 'Si soy capaz de lo peor, también de lo mejor'.
En ese momento, decidí que el juego de las víctimas y verdugos había terminado. No había tiempo que perder. 

Sólo entonces.


Fuente de la imagen: PhotoRack

2 comentarios:

  1. Así me siento yo... Estoy dividida en dos, la Nadia sana y la Nadia enferma.
    Una que le dice a la otra que debe adelgazar, que no debe comer o que tiene que vomitar y quemar tantas kcal... La otra, por lo contrario, intenta hacerse la sorda y dice por lo bajo que no, que debo comer y que merezco ser feliz...
    Una lucha diaria (unos días más sangrienta que otros) agotadora...

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    1. Nadia, llegó un momento en el que me cansé de vivir dividiva. Desgasta mucha energía y muchas otras cosas. Estaba harta de etiquetas y resulta que ma M.Àngels sólo era una, yo... ahora valgo mucho más que el concepto que de mi tenía.
      Te animo a seguir adelante.

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